domingo, 26 de agosto de 2012

SAFO DE MITILENE

Se conoce muy poco de esta mujer de la edad antigua, incluso las fechas en las que vivió son una presunción, pero está claro que fue entre el 650 o 610 a.C hasta el 580 a.C, natural de Grecia, concretamente de Mitilene, en la isla de Lesbos, la cual gracias a los romances que Safo vivió con sus discípulas, dió nombre al lesbianismo.

Safo fue una poetisa brillante. Sus obras inspiraron a literatos griegos posteriores tales como Teócrito y Catulo, incluso Ovidio habló de Safo en sus historias.
Inventó y usó en sus obras una forma de escribir poesia usando estrofas mixtas con tres versos endecasílabos y un cuarto pentasílabo. Desde que ella la utilizase, se ha venido usando con regularidad por diferentes artistas de la literatura, y se le llamó verso sáfico o estrofa sáfica.


Se sabe muy poco de la vida de esta mujer, sólo se conservan algunos datos de su biografía.
Safo perteneció a una familia de aristócratas, y se dedicaba a rendir culto a Afrodita. Enseñaba artes como la música y la poesía a muchachas jóvenes en una escuela que fundó ella misma, bajo el nombre de "Casa de las servidoras de las musas". Se sabe que tuvo relaciones amorosas con algunas de sus discípulas, a quienes dedicó versos y poemas.
Pasó toda su vida en Lesbos, exceptuando un breve período de tiempo en el cual tuvo que exiliarse a Sicilia, por enfrentamientos entre familias oligarcas de la isla, en los que la suya se vió involucrada.
Murió suicidándose por un desengaño amoroso, no se sabe si de una mujer o de un hombre que menciona Ovidio en sus obras. Se lanzó al mar desde un acantilado.

Safo fue considerada una de las poetas más sobresalientes de la lírica griega arcaica, y fue admirada en toda Grecia y más tarde también en Roma, donde se le levantaron bustos, incluso se acuñaron monedas con su imagen.
La poesia de esta artista, siempre hablaba de romances, amor y veneración a las diosas. En ninguna de sus piezas conocida habla de la sociedad griega, la política o la guerra; seguramente al ser mujer se vio apartada de los círculos donde se trataban esos temas con más frecuencia, ya que se consideraban puramente masculinos.

Se conservan muy pocos fragmentos de sus obras, porque a principios del siglo XVIII la iglesia católica ordenó quemar todas las copias de los poemas de Safo.
El único que se ha conservado entero ha sido el "Himno en honor a Afrodita".

¡Oh, tú en cien tronos Afrodita reina,
Hija de Zeus, inmortal, dolosa:
No me acongojes con pesar y sexo
Ruégote, Cipria!

Antes acude como en otros días,
Mi voz oyendo y mi encendido ruego;
Por mi dejaste la del padre Jove
Alta morada.

El áureo carro que veloces llevan
Lindos gorriones, sacudiendo el ala,
Al negro suelo, desde el éter puro
Raudo bajaba.

Y tú ¡Oh, dichosa! en tu inmortal semblante
Te sonreías: ¿Para qué me llamas?
¿Cuál es tu anhelo? ¿Qué padeces hora?
—me preguntabas—

¿Arde de nuevo el corazón inquieto?
¿A quién pretendes enredar en suave
Lazo de amores? ¿Quién tu red evita,
Mísera Safo?

Que si te huye, tornará a tus brazos,
Y más propicio ofreceráte dones,
Y cuando esquives el ardiente beso,
Querrá besarte.

Ven, pues, ¡Oh diosa! y mis anhelos cumple,
Liberta el alma de su dura pena;
Cual protectora, en la batalla lidia
Siempre a mi lado.

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